jueves, 16 de diciembre de 2010
El toque español de color
Con motivo de la victoria de España en la Eurocopa, el 11 de agosto de 2008 escribí lo siguiente, titulado "El toque español":
Alguna vez he oído que la selección española de fútbol nunca podría ganar nada porque no tiene un estilo propio definido, una forma de jugar con la que se sientan identificados los jugadores españoles desde niños, y a la que poder recurrir instintivamente cuando necesitan ganar. Y otras selecciones sí. Italia por ejemplo juega a defender y a aprovechar las pocas ocasiones que tienen. Alemania basa su juego en la fuerza física, en llegar pronto al área contraria. Inglaterra hace un fútbol agresivo, sin importarles desgastar al rival a patadas. Pero España no, España no sabe a lo que juega... Posiblemente sea que para llamar a algo "estilo de juego" tenga que estar avalado por algún título, y que por eso el estilo de España no se haya considerado como tal.
Pero desde que yo me fijo en estas cosas, es decir allá por el Mundial de 1994, a España siempre le he visto jugar igual: tocar y tocar hasta aburrir al rival, abrir por bandas, hacer pases en todas direcciones, buscar huecos por todo el campo, y llegar a puerta sin parar. Sin embargo, desgraciadamente la efectividad rematadora nunca ha sido un color de la bandera española, pero quién no recuerda ese partido de cuartos contra Italia en el 94, o ese partido contra Inglaterra en la Eurocopa 96, o el maldito empate a cero contra Korea en 2002. En todos esos partidos no se veía la portería española. Era un ataque continuo de España sin lograr marcar. Hasta mi abuela, cuya capacidad sensora le permitía apreciar sólo cosas muy simples, preguntaba "¿por qué sólo se ve una portería?"
Yo creo que todo esto define un estilo de juego, un estilo español basado en el toque, que nos ha acompañado en todos esos partidos que por mucho que nos pese nos es imposible olvidar. Porque nadie olvida esos graves errores defensivos, o esos penalties tirados con tanto miedo a perder (o a ganar), o esa incapacidad de reaccionar en momentos de crisis por creer que jugando tan bien nunca iban a llegar tales momentos.
Sin embargo, los partidos de España en la Eurocopa 2008 han sido maravillosos, somos privilegiados de haberlo visto. Pero el estilo de juego no ha cambiado, ahora España no juega mejor, pero sí ha rematado mejor, y sobre todo ha defendido mejor. Ha defendido increíble, las selecciones rivales no han creado casi ocasiones, y para las pocas que ha habido ahí estaba el mejor portero del mundo. Habría que ver cuántas selecciones o cuántos clubes, a lo largo de toda la historia del fútbol, han mantenido su portería imbatida en cuartos, semifinales y final de cualquier competición profesional. Con esta defensa y portero habría valido el único gol que marcó España contra Italia en el 94, o el gol que marcó Villa de penalti contra Francia en 2006. La belleza del juego de toque español se habría impuesto a lo que hoy son figuras de la historia del fútbol como Roberto Baggio o Zidane, de la misma forma que se ha impuesto en esta Eurocopa.
Que el estilo del toque, el estilo español, el toque español, adorne siempre nuestras victorias,
Mario
Al igual que el Mundial completa el palmarés de España, me gustaría completar el escrito anterior con el siguiente:
Durante el principio del verano de 2010, las calles de toda España se han decorado con banderas españolas en numerosos balcones y ventanas. Una decoración que saltaba a la vista allá donde fuésemos, no sólo por lo llamativo de la bandera, y su brillo amplificado por la intensa luminosidad de estos días, sino porque durante años se ha tomado muchísima precaución a la hora de sacar a relucir banderas de España. Quizá por ello, muchas de esas banderas conservaban los pliegues de haber estado guardadas en un pequeño cajón durante años, o de haber sido compradas en tiendas de barrio en el último momento.
Y toda esta obsesión por el rojo y el amarillo, este toque español de color, ¿qué es lo que lo ha producido? Pues simplemente que la Selección Española de Fútbol jugaba un Mundial en Sudáfrica, y además que partía como favorita. En realidad España siempre ha partido como favorita, quizá porque se nos olvidaba que para ganar no basta con ser mejor o tirar más a puerta, sino que hay que meter más goles. Pero esta vez veníamos de ganar la Eurocopa con un fútbol de precisión en todas las líneas. La celebración de esa victoria nos mostró además lo bonita que es nuestra bandera cuando la hacemos ondear todos juntos, y es por eso que durante este Mundial ese sentimiento se ha impuesto desde el principio a antiguos resentimientos de otro tipo.
Ya que en general no me gusta hacer lo que hace todo el mundo, o cuando lo hace todo el mundo, mi manera de unirme a este gusto por España ha sido el vídeo que tenéis a continuación, coprotagonizado por mis amigos, que aprovecho para decir que admiro su profesionalidad y que no se partan de risa:
En cuanto al juego de España durante el Mundial, el toque español que deslumbró al mundo durante la Eurocopa se ha mantenido, gracias sobre todo a dos genios del fútbol como Xavi o Iniesta. Lo que hacen estos hombres en el campo es para ponerlo en tests de inteligencia. Pese a esto, el juego brillante de España en la Eurocopa tal vez se ha desvirtuado un poco en favor de otros aspectos del juego. El más importante de ellos ha sido el refuerzo de la defensa, con Busquets y Xabi Alonso de medios centros en vez de un solitario Senna. Esto, junto a los pletóricos Casillas, Piqué, Puyol, Capdevila y Sergio Ramos, ha resultado en que España se convierta en la primera selección en la historia de los Mundiales que no encaja ningún gol en la fase eliminatoria.
En ataque, o quizá mejor dicho en efectividad goleadora, sí que ha bajado el nivel respecto a la Eurocopa. Torres no estaba bien, y a Iniesta parecía que le daba miedo disparar. Eso sí, de tres disparos que hizo metió dos históricos goles. La diferencia con otros Mundiales, insisto, es la defensa, sin la cual algún gol habría encajado España que le habría dejado fuera antes de tiempo.
Y así fue como España ganó este Mundial. Los goles más importantes llegaron muy tarde y tras muchos nervios, lo que hizo que fuesen los goles que más he celebrado en toda mi vida. Cuando marcó Iniesta en la final empecé a gritar a pleno pulmón hasta quedarme sin aire. Entonces cogía aire de nuevo y seguía gritando. Tras varios segundos así se me vino a la cabeza con más claridad lo que suponía ese gol y grité aún más fuerte. Cuando dejé de gritar y me incorporé para abrazar a mi familia, me di cuenta de que estaba llorando. Estos gritos y lágrimas se repitieron con el pitido final y con la imagen de Casillas levantando la Copa. Sólo una vez había llorado antes con competiciones deportivas: con Fernando Alonso en la temporada 2007.
Con la victoria en el Mundial España está más de moda todavía. Hasta el Empire State se iluminó con los colores de la bandera. Jugadores como Puyol, Xavi o Iniesta igualan de un golpe el flamante récord de Zidane de haber ganado todas las grandes competiciones posibles. El toque español fascina al mundo y le enseña a jugar al fútbol. Y España es, en una palabra, más feliz, más España,
Mario
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